Los resultados de las investigaciones actuales confirman los efectos antiinflamatorios, antioxidantes y antiapoptóticos (efecto contra la muerte celular) del hidrógeno. La inflamación, el daño oxidativo y la apoptosis son lesiones patológicas celulares comunes en el desarrollo y progresión de la mayoría de las enfermedades. Por lo tanto, no es sorprendente que la absorción de hidrógeno esté volviéndose cada vez más popular.
El hidrógeno es un gas muy flexible con moléculas pequeñas. Puede llegar a todas las partes del cuerpo sin obstáculos. Muchos medicamentos utilizados clínicamente están bloqueados por la barrera hematoencefálica del cerebro y no pueden llegar a las células cerebrales. El hidrógeno, por el contrario, puede llegar fácilmente al cerebro y tener allí un efecto positivo. Dado que el hidrógeno es altamente soluble en el tejido adiposo y el contenido de grasa en el cerebro es alto, la concentración de hidrógeno en el cerebro es relativamente alta. Esta podría ser una causa importante para el alivio de los accidentes cerebrovasculares, el Parkinson y el Alzheimer.