La abuela nos advirtió una vez: «No beban agua destilada». ¿Pero por qué? ¿Y por qué es errónea esta advertencia?

La lluvia es agua que se condensa tras evaporarse. Este es precisamente el proceso que ocurre durante la destilación. La lluvia es esencialmente agua destilada y ha proporcionado agua potable a animales y humanos durante milenios.

Cuando el agua de lluvia cae sobre fruta madura, por ejemplo, el proceso natural de alcanzar un equilibrio de saturación hace que el agua penetre a través de la cáscara hacia el interior de la fruta. Este proceso se llama ósmosis. Dado que las sustancias internas no pueden salir a través de la cáscara porque son demasiado grandes, cada vez penetra más agua en la fruta, hasta que se revienta. La abuela lo vio y nos advirtió sobre ello.

Lo que no tuvo en cuenta es que el agua que bebemos se mezcla inmediatamente con la saliva, el ácido estomacal, la pulpa de los alimentos y los minerales, creando así un equilibrio de saturación.

Y si la abuela hubiera observado que los gatos y los perros prefieren beber agua de lluvia pura, incluso antes que agua del grifo, y que gozan de buena salud, lo habría sabido: beber agua destilada, agua de lluvia o agua pura de manantial no es perjudicial, sino beneficioso para el organismo.

El agua de ósmosis inversa no es agua destilada; se produce mediante un proceso de filtración diferente y es más pura. El proceso de filtración por ósmosis inversa también elimina componentes del destilado como oxoácidos, aceites esenciales e hidrosoles. [Cómo funcionan la ósmosis y la ósmosis inversa]